Hay fechas que desnudan nuestra necesidad de informarnos, sobre que dice la Palabra de Dios, con relación a ciertos eventos “socio-culturales”. Muchos cristianos sienten la imperiosa necesidad de asumir una postura firme, tomar las armas espirituales que tenemos a mano y salir al campo de batalla a declararle la guerra a quienes atentan contra nuestra y fe y nuestras sanas costumbres.
Una pregunta sabía que necesitamos hacernos es: ¿Cómo debemos de abordar el fenómeno de Halloween? La respuesta bíblica que encontramos en Efesios 6:12 (“Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.”) …nos estaría indicando que a fines de octubre peleamos exactamente contra los mismos enemigos que en cada día del resto del año. No hay razón alguna para pensar otra cosa. Pablo nos dice con toda claridad que “nuestra lucha no es contra ningún ser humano sino contra fuerzas espirituales”
El problema de confundir a nuestros enemigos
Estoy seguro de que no menciono ninguna verdad bíblica que sea desconocida. Sin embargo, vez tras vez, y cada vez más, vemos cristianos saliendo con la bandera del Reino a enfrentarse con discursos, argumentos (y quizás algo más), tratando de ganarle a rivales contra los que en realidad competir es perder el tiempo.
Ese no es el partido que hemos sido llamados a jugar. La idea no es gritar más fuerte que los otros que visten la “camiseta contraria”, porque en este caso no se trata de fútbol, de política o de cualquier otra de esas razones que hoy dividen y polarizan masivamente a nuestras sociedades.
No hace falta ser un entendido en cuestiones militares para asegurar que lo menos sabio del mundo y la peor de las estrategias, sería ir a la guerra y atacar al enemigo equivocado. Además de los injustos daños colaterales, el verdadero enemigo festejará al vernos tan desorientados desgastando nuestras fuerzas y aprovechará para ganar terreno con mayor libertad, ya que no habrá radar que lo detecte por estar orientados en “otra dirección”.
No perdemos nada en volver a enfatizarlo con todas las letras: ¡No estamos en contra de ninguna persona! No importa si tienen ideologías anticristianas, si se burlan o persiguen nuestra fe, si son desalmados o si adoran al mismo Satanás. Nuestra lucha no es contra seres de carne y hueso que tengan nombre y apellido, sino contra quienes ni siquiera pisan el mismo suelo que nosotros. La Biblia nos enseña que están en el aire y son poderes espirituales.
¿Qué hacemos entonces en Halloween?
No hace falta explicar (parto de que todos conocemos el origen oscuro de esta celebración sino en un par de días mas compartiré otro blog con esta información) ni debatir acerca de cómo la cultura la fue instalando en cada uno de nuestros países.
Les comparto sugerencias concretas:
Amar en lugar de combatir
Basándonos en la realidad bíblica que mencione al principio, no corresponde que situemos en el blanco de nuestros dardos a nadie una persona.
Si camina, respira y corre sangre por sus venas, es nuestro [i]PROJIMO y pasa a ser objeto de nuestro amor. Que Dios nos ilumine para encontrar formas creativas de amar en esta fecha y que nos llene de su Espíritu para que, junto a la gente que lideramos, podamos embarcarnos en acciones que le hagan sentir a la gente ese amor único que viene de parte de Él.
El combate entonces queda para ser planteado en otra esfera. Oremos levantemos vallados alrededor de nuestra Familia, y de los que nos rodean, para que Dios frene las fuerzas y el avance del mal no solo en estos días específicos.
Respetar en lugar de juzgar
Halloween no es el único tema en el que vamos a encontrar opiniones diferentes. Personalmente no tengo dudas de que nuestro adversario el diablo aprovecha esta fecha para desplegar una serie importante de acciones e influencias. Pero su mayor ventaja seguirá siendo siempre el hecho que lo ignoremos, “Mi pueblo fue destruido porque le falto conocimiento” decía el profeta.
Si atacar a personas que se involucran de diferentes maneras con este festejo pasa a ser una batalla equivocada, injusta e inútil, tratemos de imaginar lo ridículamente desviados que estamos si nos enfrentamos con otros cristianos que tienen una mirada del tema diferente a la nuestra, ¿y quién gana?
Por favor no es necesario que vayamos a las redes alimentando comentarios que muy poco por no decir nada reflejan “amor al prójimo” esas discusiones infantilmente inservibles en las que un cristiano trata de convencer a otros no hacen más que facilitar los planes enemigos. Te has preguntado cuantas personas le ahorran, trabajo a nuestro verdadero enemigo. Esta fecha no es una oportunidad para actuar de detectives y jueces con el resto de la iglesia, sino para alistarnos en el bando correcto y servir a los planes de nuestro Señor.
Mostrar la luz en lugar de argumentar
¿Y si en lugar de emplear tanta energía en nutrir nuestra artillería de argumentos nos dedicáramos a dejar salir la luz divina que tenemos adentro?
No fuimos llamados a ganar discusiones, a generar debates o a perseguir pecadores. Nuestra misión tiene que ver con mostrar las virtudes de ese Dios que nos sacó de las tinieblas para traernos a su luz admirable (2° Pedro 1:9). Nuestro mayor propósito en esta vida es mostrar esa luz maravillosa que transforma hasta las realidades más oscuras.
Por favor convenzámonos de algo que el convence es Espíritu Santo no nosotros.
Los invito a mirar estas fechas como una excelente posibilidad de irradiar, exhibir y contagiar a un Dios que es luz y está lleno de amor. A su vez, te animo a que puedas motivar a quienes pastoreas a que no se confundan de enemigo y se preparen y enrolen para iluminar.
A nosotros nos queda claro la dirección de Dios a través del apóstol en 1 Cor 10:23 “Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo edifica” creo sinceramente que por esto Daniel decidió en su corazón no contaminarse, con lo que Babilonia le ofrecía.
¡Mostremos a Jesús!
[i] E 625 / TG
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