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EL GOZO NACIÓ EN BELÉN

«Canten alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas. Sea conocido esto por toda la tierra. Clama y grita de júbilo, habitante de Sion, Porque grande es en medio de ti el Santo de Israel» (Isa. 12:5-6).




Lo recuerdo bien, fue un año muy difícil, fue una Navidad diferente, dejé que las circunstancias me robaran el gozo (¿te ha pasado a ti, que alguna situación te roba la paz y el gozo?) de lo que en realidad estábamos conmemorando en esa fecha tan especial.

Como parte del relato del nacimiento de Jesús, Lucas menciona a un grupo de pastores de ovejas. Me imagino que para aquellos pastores esa noche era como cualquier otra. Una noche en la que estarían cuidando su rebaño de ovejas en el frío de la madrugada bajo las estrellas de los campos cercanos a Belén. De seguro creyeron que sería una jornada común y corriente, luego de la cual regresarían cansados a casa. Se sorprendieron muchísimo cuando, en medio de la oscuridad, se les aparece un ángel y quedaron envueltos en un brillante resplandor. Lucas describe que sintieron gran temor, (¿Qué te asusta?)  ¡y no es para menos! Pero el ángel del Señor los tranquiliza con estas palabras:


«No teman, porque les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor» (Luc. 2:10-11).


El gozo en la Biblia es un indicio de satisfacción en Dios y en nuestra relación con Él, más allá de las circunstancias. Este precisamente es uno de los temas en la celebración de Adventus, el gozo. En el lenguaje bíblico la palabra «gozo» es más de lo que viene a nuestra mente cuando pensamos en alegría. La diferencia radica en que el gozo es fruto del Espíritu en la vida del creyente y no depende de lo que sucede a su alrededor, ni siquiera en su interior. La alegría es el resultado de las circunstancias y su carácter es temporal. (PONGAN UN EJEMPLO DE AMBOS de gozo y de una alegría)

También la Escritura nos habla del sentimiento de gozo de Dios mismo. De hecho, esa es la razón por la que podemos sentir esta emoción profunda, porque viene de Él. Cuando un pecador se arrepiente, es el gozo lo que embarga al cielo:


«Les digo que, de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento» (Luc. 15:7).


Los relatos bíblicos relacionados con el nacimiento de Jesús están rodeados de gozo:

Fue gozo lo que sintieron Zacarías y Elizabeth al saber que tendrían un hijo en su vejez, Juan, el precursor de Jesús (Luc. 1:14).

Juan saltó de gozo en el vientre de Elizabet cuando escuchó la voz de María, quien le traía la noticia de su embarazo sobrenatural y la llegada del Salvador (Luc. 1:44).

Los sabios de oriente se llenaron de gozo al ver en el cielo la estrella que les condujo a Jesús (Mat. 2:10).

La noticia que recibieron los pastores fue causa de gozo porque nació el Salvador y ese Salvador es el Señor de todo. Lo que sus ojos contemplaron fue tan grande que regresaron alabando y dando gloria a Dios (Luc. 2:20).

Nuestras circunstancias no suelen cambiar cuando venimos a Cristo. Pero ¿qué tal si ponemos la mirada en aquel anuncio de gozo? ¿Qué tal si lo recordamos cuando nuestro mundo gira acelerado, los planes se diluyen, la vida no parece sonreír, la Navidad sabe a tristeza, las noticias que nos llegan no son alentadoras, el temor quiere asfixiarnos y el alma se encoge?

La Biblia nos habla de los primeros creyentes y en varias oportunidades los describe como llenos de gozo. Sin embargo, fueron perseguidos, a menudo lo perdieron todo, los encarcelaron, vivían en pobreza. ¿Cómo era posible que vivieran gozosos?

Su gozo estaba en la certeza de que era un privilegio sufrir por la causa de Cristo. Estaba en la comunión con otros creyentes y la fortaleza que eso les daba, en la expansión del evangelio. Tenían gozo porque el propio Cristo, en la persona del Espíritu Santo, ahora vivía en ellos y un día lo verían otra vez.

¡Él produjo gozo en sus corazones!

En los días de Adventus no solo miramos atrás, a la primera Navidad cuando el Hijo de Dios se vistió de carne y hueso para que con Su muerte y resurrección pudiéramos pasar de muerte a vida y experimentar un gozo indescriptible incluso en medio del sufrimiento. Miramos también al futuro, al gozo que produce el regreso de Cristo, a una nueva creación, a un mundo sin lágrimas y libre del pecado para siempre. Por eso los cristianos podemos vivir con gozo, no porque le demos la espalda a lo que nos pueda estar pasando, sino porque confiamos en el Dios que sostiene al mundo y nuestras vidas en Sus manos.

¿Estamos viviendo nosotros así, con el gozo que viene de conocer a Jesús? ¿Gozo que va más allá de la alegría que nos traen los regalos y las festividades? Diciembre pasará rápido y con el paso de los días, la etapa de la Navidad; pero el gozo de conocer a Jesús, el que Su nacimiento hizo posible, no es para una temporada ni durante una celebración especial. Es gozo para siempre porque Él está con nosotros todos los días (Mat. 28:20b).


APLICACION TEO


¿Quieres dar un regalo especial en esta Navidad? Habla de Cristo a quienes no lo conocen. Muchos, aunque muestren una sonrisa, viven un profundo vacío, están muertos en su pecado y necesitan al Salvador. Cristo es la respuesta que están buscando, el regalo que satisface para siempre.

Como iglesia, estemos presentes en las vidas de nuestros hermanos y hermanas que batallan con la soledad o la tristeza, que han tenido un año o años difíciles. Podemos abrir nuestros hogares, añadir un puesto más en nuestra mesa, dar un abrazo e incluso llorar junto a ellos: «Gócense con los que se gozan y lloren con los que lloran» Rom. 12:15.

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1 Kommentar


TG iglesia
TG iglesia
24. Dez. 2024

Un gozo que supera la razón que aquieta el corazón, porque no depende de circunstancias favorables, sino de la convicción que emerge de nuestra confianza en el Señor !

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