Escuchar a los padres pelear… nunca fue, no solo agradable, sino sano. Consideremos lo siguiente…
No creo conocer padres, que crean que esto está bien… pero atendamos algo muy importante, una recién investigación que en estos días leí, sugiere que esto puede ser positivo siempre y cuando los padres, sepan manejar BIEN los desacuerdos de una manera constructiva.
Es re-importante Papás que se observen así mismos… COMO manejan los conflictos entre Uds. y la forma en que esto afecta a sus hijos.
Los autores de este material concluyeron… qué tan emocionalmente seguros se sienten los niños después de haber estado expuestos a conflictos entre sus padres. El estudio se enfoca en estilos constructivos versus destructivos de manejo de conflictos.
En el manejo constructivo de conflictos hay calma y respeto a pesar de la diferencia de opinión; el conflicto se mantiene enfocado en “el tema” y no en las personas, y se progresa hacia una resolución. Cuando el conflicto se maneja de forma destructiva, hay enojo y resentimiento y el argumento a menudo se desvía del tema hacia la persona. Normalmente se recurre a cosas que pueden haber sucedido en el pasado, para justificar su enojo.
Descubrieron además que cuando incluso uno de los padres maneja el conflicto destructivo con su pareja, puede hacer que los niños se sientan emocionalmente más inseguros acerca de su vida en el hogar. “Los hijos son muy buenos para captar pequeños matices de cómo los padres interactúan entre ellos, así que realmente importa cómo los padres expresan y manejan los desafíos de su vida diaria, porque eso determina la confianza de los hijos en la estabilidad y seguridad de su familia”, dijo el estudio.
“Si los padres son intensos, hostiles en sus rencillas, incluso los hijos pueden sentir la amenaza de que su familia se dirija hacia una posible disolución. No necesariamente expresarán sus inseguridades verbalmente, pero pueden sentirlas”.
Los investigadores identificaron cuatro perfiles diferentes de las parejas evaluadas:
Parejas en las que ambos manejaban el conflicto de forma constructiva;
Parejas en las que ambos manejaban el conflicto de forma destructiva;
Parejas en las que la madre era más constructiva y el padre más destructivo;
Parejas en las que el padre era más constructivo y la madre más destructiva.
Los investigadores también analizaron las conductas de formación comprensivas y las severas, según lo medido a través de procesos de observación directos de cada padre interactuando por separado con su hijo. Pudo verse que los estilos de crianza de los padres no parecían verse afectados por la forma en que manejaban el conflicto con sus parejas. En otras palabras, los padres interactuaron con sus hijos de manera similar en todos las áreas.
Sin embargo, las madres en el perfil en el que los padres manejaron el conflicto de manera constructiva y las madres manejaron el conflicto destructivamente, tendieron a ser más duras con sus hijos que las madres en el perfil en el que ambos padres manejaron el conflicto de forma constructiva. Esto no significa que sea el único patrón.
La pregunta es ¿si además de los hijos contemplar un pleito al que no deberían de estar invitados, (y si lo estuvieran, aprender una manera saludable de resolver diferencias) alguno de los dos padres, se desquitan con ellos?
En cuanto al impacto emocional en los niños, cuando uno de los padres manejaba el conflicto destructivamente y el otro de manera constructiva, la inseguridad emocional de los niños era mayor que la reportada para los niños cuyos padres manejaban el conflicto constructivamente.
“Lo que aprendimos de nuestras observaciones, es que cuando los padres usan el manejo constructivo de conflictos, los niños se sienten menos inseguros sobre su clima familiar, y cuando al menos uno de los padres discute destructivamente, hay evidentes niveles de inseguridad sobre las relaciones familiares”, dijo la investigadora.
Será por esto, ¿que además de la compleja agenda progresista, (que trata de replantear la agenda social, cultural y hasta religiosa), muchos hijos no piensan en casarse y tener hijos?
¿Será por esto por lo que cada vez vemos más hijos con depresión (dolor por el pasado no resuelto) y/o crisis de ansiedad (por un futuro incierto)?
Es Re-importante que los padres estén muy atentos a cómo interactúan entre ellos y que recuerden que el conflicto no necesariamente debe evitarse, sino que debe manejarse de una manera que haga que sus hijos no se sientan amenazados.
“No todos los conflictos son malos, se trata de COMO manejarlos”. Construir una relación familiar sana no consiste en evitar el conflicto, sino en aprender a resolverlos de un modo correcto para que nuestros hijos no sufran las consecuencias.
“Estamos en el mundo, pero no somos del mundo”, son las costumbres del Cielo, (no las de nuestra herencia familiar, ó del entorno social) las que debemos de sumar en nuestras familias.
Nuestros hijos encontrarán conflictos en el mundo real, la exposición a algún conflicto puede ser beneficiosa, esas experiencias generan aprendizaje y modelaran su forma de manejar las diferencias, y los problemas.
Sin embargo, es en realidad la forma en que los padres manejan ese conflicto lo que marca la pauta de cuán seguros se sienten, además de promover (con el ejemplo) comportamientos similares de manejo de conflictos cuando los hijos se enfrenten a los propios.
La estabilidad ESPIRITUAL y emocional crea una base segura que le permitirá a nuestros hijos disponer de una autoestima y de una seguridad necesarias para desenvolverse en el mundo que le rodea.
El apóstol Pablo, nos señaló… en Efesios 6:4 “Y en cuanto a ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos. Más bien edúquenlos como quiere el Señor, con disciplina y consejos”
Tristemente muchos padres sembraron dolor e inseguridad en sus hijos, este resentimiento en muchos muto en la forma de enojo, por eso hay hijos cuya vida espiritual es anémica y de muy poco involucramiento.
Educar a nuestros hijos, se refiere no solo a lo que les hablamos, sino a los que ven en nosotros.
Por favor meditemos en este BLOG, dialóguenlo juntos con su Pareja, o su ex pareja, no debemos de lesionar a nuestros hijos, con formas que “no aprovechan” y que le predisponen a un mundo, no diseñado por Dios. ¡OREMOS!
En el 2024, en la Iglesia nos preparamos para recuperar lo que en varias familias se ha perdido. ¡Reconquistemos!
[i] E 625 / Giovanni Bdez
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