LA RAZON / 25 Dic
- TG iglesia
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Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. LUCAS 2:11

La palabra «contraste» significa una diferencia notable entre dos realidades que se comparan.
En la cita bÃblica de hoy aprenderemos dos contrastes que nos ayudarán a entender el valor de la Navidad en la llegada de Jesucristo.
Primero que nada, nuestros corazones deben entender el poder terrenal versus el poder celestial.
En los versÃculos 1-5 se menciona al primer emperador del Imperio Romano, Augusto César, y a Cirenio, un delegado del emperador, quienes ejercÃan autoridad polÃtica en Palestina. Estos lÃderes eran considerados héroes polÃticos.
En cambio, Jesucristo no vino para traer heroÃsmo polÃtico, sino para dar solución al problema más grande del ser humano: su pecado. ¡Qué regalo! Jesús no es UNA respuesta, Él es LA RESPUESTA.
En segundo lugar, debemos entender el concepto de la «cuna real» versus el «pesebre humilde».
Mientras todos esperaban un héroe polÃtico reconocido, Jesucristo vino a la tierra a hacerse hombre y nació de manera humilde, en un establo. La humildad de nuestro salvador revela que el Reino de Dios no se basa en grandeza humana, sino en un amor puro y sacrificial.
Este amor se mostró al hacerse como nosotros para nacer y luego ser el sacrificio perfecto para el perdón de nuestros pecados, para aquellos que creemos en Él.
En esta Navidad, podemos mirar más allá de las luces y los regalos, y contemplar el regalo más grande: el Salvador del mundo, quien vino a liberarnos de nuestros pecados y sanar las fracturas de nuestra alma, para darnos perdón, sanidad, y vida eterna. ¡Gloria a Dios en las alturas, Él es la razón de nuestra Navidad!Â
Jesús nació en Belén porque serÃa como David pastor de Ovejas, y termino su Ministerio en Jerusalén como David, siendo REY.
Ante este gran amor, no seamos como aquellos que no dieron posada a José y MarÃa, que nuestro corazón sea como un pesebre.
Señor, en esta época de Navidad, ayúdame a testificar la verdadera razón de nuestra celebración: el nacimiento de Cristo. Amén.
