¿CÓMO AYUDAR A NUESTROS HIJOS A CONECTAR CON DIOS?
- TG iglesia
- Jul 1
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Para todos aquellos Padres, que anhelan ver en sus hijos, una Fe viva, dinámica, fruto de una relación personal con Dios.

Como padres, amamos a nuestros hijos y queremos lo mejor para ellos, y sabemos que lo mejor es que estén conectados, en una relación íntima con Dios.
Estar cerca de Dios no es lo mismo que estar conectados con él, del mismo modo que un teléfono cercano a un cargador no necesariamente está conectado a Él. Como lo hemos dicho varias veces, estar en una Iglesia no nos hace discípulos. De manera similar, muchos de nuestros hijos están cerca de Dios, pero aún no se han conectado con Él.
Es fundamental ayudarlos a establecer esa conexión, porque no existe nada mejor para ellos. A menudo, como padres, es un reto lograr que nuestros hijos vivan lo que hablamos, lo que predicamos con nuestro ejemplo, sin que tengamos que adoptar una actitud controladora y manipuladora. Primero modelamos y enseñamos los principios en casa antes de exponerlos al mundo. Sin embargo, si nuestros hijos no están conectados con Dios, puede parecer que van en contra de lo que les enseñamos. Por eso, nuestra prioridad debe ser ayudarlos a conectarse con Dios.
¿Qué podemos hacer mejor para ayudar a nuestros hijos a conectarse con Dios? Les comparto, un par de opciones.
Una forma de hacerlo es a través de la «ley de la exposición»: cuanto más cerca estén de algo, más se convertirán en eso. “Dime con quien andas y te diere quién eres” dice el refrán que nos ayuda a explicar: A quién y a qué exponemos a nuestros hijos influirá en quiénes se convierten y en qué creen. Si los exponemos continuamente a influencias negativas, es probable que se alejen de Dios. No podemos obligar a nuestros hijos a amar a Dios, pero sí podemos exponerlos a personas y experiencias que aumenten la posibilidad de su crecimiento espiritual. ¿Capisci? Si nuestros hijos están expuestos a malas actitudes, a imágenes hipersexualizadas, al materialismo duro, al pensamiento pervertido, a los prejuicios o valores negativos, no hay duda de (y hasta tristemente obvio) por qué se alejarían de Dios.
No podemos obligar a nuestros hijos a amar a Dios, pero sí podemos exponerlos a personas y experiencias que aumenten la posibilidad de su crecimiento espiritual. No podemos forzarlos, no podemos controlarlos, nunca podremos hacer que amen a Dios, pero podemos ser selectivos en cuanto a los entornos en los que los colocamos. El entorno es la mano invisible que le da forma al comportamiento. Podemos exponerlos a las personas adecuadas y a experiencias espirituales que aumenten la probabilidad de que crezcan en su fe en Jesús. Entonces, ¿a qué experiencias queremos exponer a nuestros hijos?
EXPONERLOS A LA ALEGRÍA DE CONOCER A DIOS PERSONALMENTE
Queremos que nos vean conocer a Dios, adorar a Dios, necesitar a Dios, ser confrontados por Dios, ser cambiados por Dios y experimentar su poder, su propósito y su paz en nuestras vidas. Queremos que lo vean en nosotros, y así es como lo querrán también ellos. Queremos exponerlos a la alegría de ser transformados por una relación íntima con Dios. De hecho, así es como Jesús describió la vida eterna. No es un comportamiento, es una relación.
Un legado no se reduce a una costumbre, tradición, o creencia… debemos de heredar los resultados de una relación, es decir VIDA, EXPERIENCIA.
“Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra”. Juan 17:3
Hace unos años, nuestra hija mayor, nos dijo, yo tenía una vida cristiana a través de mis padres, pero yo quería tener una relación íntima con Dios, la pregunta es ¿cómo lo logro? Ella dijo que se debería crear un entorno en el que los hijos quisieran tener conversaciones sobre Dios. Que fuera algo que no sintieran que tienen que hacer, sino que quieren hacer, es así como priorizamos que viajara a USA (1 año y medio) a vivir dos experiencias que marcaron su vida.
Pienso que su respuesta es muy poderosa. Papás, lo que necesitamos hacer es crear un entorno, ambiente en el que nuestros hijos realmente quieran hablar de las cosas de Dios. Eso es lo que dice la Biblia en Deuteronomio 6, en el “Shemá”. Será sano que no se sientan obligados, sino que lo sientan como una parte natural de un hogar centrado en Jesús. Como familia centrada en Jesús, hablemos de Dios, de ser como Jesús y de la fe, de servir y de todo lo que implica ser un verdadero seguidor de Jesús. Haz que ese tema sea lo más normal y común en tu hogar. Mirta y yo intentamos hacer esto intencionadamente desde que nuestras hijas eran pequeños. Salíamos por pizza, y Mirta decía: “Qué maravilla como Dios nos provee Para comprar esta deliciosa pizza. Tenemos pepperoni y queso extra”. Y así, literalmente, atamos las bendiciones de Dios con solo una noche en familia.
Un niño puede obtener un diez en un examen. Y en lugar de decir: “¡Gran trabajo!”, decimos: “Honraste a Dios con la manera en que estudiaste”. Y entonces él solo conectará la parte natural de Dios. Otro caso: ellos pierden el gran partido de fútbol y están devastados. Y le dices: “Pero sabes qué, fuiste un gran compañero de equipo. Respetaste a tus compañeros y rivales, pero sobre todo diste lo mejor de ti y así realmente honraste a Dios”.
Coloca el nombre de Dios en el centro de las conversaciones de una manera natural… si hacemos esto desde que nuestros hijos son pequeños, ellos lo comprenderán
Tomemos cualquier tipo de actividad normal y creas un entorno en el que es natural hablar de Dios. Así, el día en que tengan preguntas sobre Dios, van a venir a ti. Quieres estar tan cómodo hablando de ello que cuando tengan una duda (y las tendrán, te lo garantizo), el lugar más seguro al que puedan venir es a ti.
Queremos exponerlos a la alegría de conocer a Dios. Y no hay relación sin conversación. Como padres, queremos modelar que somos personas de conversaciones, como la oración. Hablamos con Dios y escuchamos a Dios, y buscamos a Dios en su Palabra.
Alguien le preguntó a mi hija menor “¿Cómo hicieron tus padres para lograr que ores y leas la Biblia? ¿Te sobornaron, te amenazaron, te obligaron? ¿O es porque eres hija del pastor?”. Y mi hija dijo, “Oh, no, no, no, no, no. Mamá y papá nunca nos obligaron”.
Aquella persona quedó muy confundida. “Todo el mundo en la familia lo hace, así que pensé que yo también lo haría. Nadie nos dijo que lo hiciéramos; es solo una parte de la cultura familiar”.
Y si tus hijos han crecido promueve que los jóvenes de la Iglesia, (deben seguramente conocerse con tu hijo) invítalos a comer, (haces tu la comida) y aquella inversión, será una siembra… que tarde o temprano tendrá su cosecha.
Cuando empiecen a hablar de Dios como parte normal de tu conversación familiar, un día te dirán: “Papá y mamá, quiero contarles lo que Dios me mostró hoy”.
Y eso familia, no tiene precio.
TG / E 625



Como conectar con Dios ?